viernes, 29 de mayo de 2009

Transmisión




Lo que se va en la imagen del espejo

Desaparece una ilusión de control

Dos veces me lo repito y toco mi rostro

Percibo huellas nuevas

Raíces de un árbol desconocido

El sonido del timbre

Una sirena que suena a lo lejos

Como el lamento de una bestia olvidada

Un llamado a lo eterno

A lo que se niega a desaparecer

Y sin embargo no existe.

El último trago de Hemingway

El último disco que escuchó Ian Curtis

El último pensamiento de Cobain

La última respiración de Alfonsina

El último cigarrillo de alguien

Lo que se desvanece

Y ya no vuelve.





Foto: Andrés S. Buglio. Sin título. http://andresbuglio.blogspot.com/

miércoles, 15 de abril de 2009

Ideología Necrófila



"Habría que partir de la constatación de que vivimos en una nueva situación de crisis, no de crisis en el sentido económico y social del término, sino una crisis de la civilización, de percepción del rumbo del mundo, tropezamos con dificultades que tienen su origen en un cierto número de fenómenos a escala planetaria que han transformado la arquitectura intelectual y cultural en la que nos desenvolvemos, aunque no sabemos describir este edificio en cuyo interior nos encontramos. Es una crisis de inteligibilidad. Sabemos que las cosas han cambiado, pero los instrumentos intelectuales y conceptuales de que disponemos no nos permiten comprender la nueva situación. Estaban hechos para permitirnos desmontar, analizar, deconstruir la situación anterior. Pero ya no nos sirven para comprender la nueva realidad."

Ignacio Ramonet. "La tiranía de la comunicación" (fragmento). Editorial Debate, Madrid



Frente al monitor, conectado al mundo, la realidad se empaña. El cuerpo tiene espasmos de frío que la mente descarta con la indiferencia de su concentración digital. El hombre se transforma en otra cosa, en un objeto de almacenamiento voraz. En un caníbal del conocimiento inútil.
Flashes de una vida que no puede reconocer como suya se disparan esporádicamente. Ve a un amigo perdido, a una amiga que ya no conoce y confunde su nombre, el color de su pelo. Su mano guarda la memoria de la curva de una espalda, del calor del sol de Abril en una plaza. Y lejos, en un rincón de su mente, una personalidad que dejó dormida para protegerla abre los ojos, y mira por las grietas de un muro invisible.




Foto: Andrés S. Buglio. Sin título. http://andresbuglio.blogspot.com/

miércoles, 18 de marzo de 2009

El sonido de la flauta


Era el punto más alto de un ciclo cuando se escucho la flauta de Darpan por primera vez en Londres. De todos los lugares de la ciudad, el puerto fue el elegido para iniciar su arte.
Había llegado de muy lejos, del otro lado del imperio, con intenciones de conocer a la que llamaban Emperatriz de la India. Los hombres del puerto se sintieron amenazados por el extraño. Pocos podían entender algo de su idioma o sus costumbres. Darpan apenas los miraba, sólo se sentaba a tocar su flauta acompañado de una cesta de mimbre. Encontró un lugar para descansar entre los fumadores de opio, quienes pagaban para oir su música mientras se hundían en las profundidades de la droga.
James Sima fue su amigo. Había llegado de la China en uno de los barcos usados para el narcotráfico hacía muchos años y allí se había establecido. Pasaron una temporada juntos cuando Darpan decidió partir en busca de su emperatriz. Sima lo vio irse como había llegado, erguido y humilde, solo con su cesta y su flauta.
Pasaron semanas sin noticias, sólo con la rutina abrumadora de los fumadores, hasta que la policía británica irrumpió en el salón.
Se llevaron a Sima sin hacer preguntas y lo condujeron a un calabozo oscuro. A lo lejos podía escuchar la música de Darpan y un susurro que erizaba su piel. Supo que su amigo estaba prisionero y deseaba verlo. Vió a Darpan sentado en el suelo de su celda, rodeado de docenas de serpientes.
Darpan despegó la flauta de sus labios lentamente y los animales detuvieron su danza. Me creen asesino, le dijo a su amigo. Mi pena es la muerte.
Vine de muy lejos a conocer al pueblo que esclaviza a mi gente. A pedir misericordia a una reina invisible. Pero un hombre solo no puede llegar muy lejos. De entre todas estas serpientes, sólo una es mi favorita, quiero que la lleves y cuides de ella. No tengas miedo pues no te atacará, enroscala en tu brazo bajo la manga de tu vestido y ellá sabrá quedarse quieta. Cuidala bien, pues para mi es sagrada. Y lleva mi Been contigo, aprende a tocarlo y complacerla. Tal vez encuentres la paz en el proceso. En este mundo extraño para mi sólo tu fuiste mi amigo y por eso te agradezco. Morire bajo el amor de mis serpientes, acariciado por su veneno, pues no quiero la muerte a manos de esta despiadada gente.
Sima se despidió de Darpan y le deseó suerte allá a donde fuera. Camino de vuelta, una niebla profunda invadió la ciudad.

domingo, 15 de marzo de 2009

La determinación del espíritu





Quinientos años después del inicio del tiempo, en una cueva perdida en los confines de China, un hombre imprimía su sombra en una piedra. Los fieles llamaron "Da Mo" al hombre, y "El lugar de profundo silencio" a la cueva.

Más de mil quinientos años después, en el mismo lugar, u otro, poco importa, un hombre marcaba sus huellas en la madera.

Dos elementos, piedra y madera; dos hombres diferentes en dos épocas distintas, un mismo grabado, el recuerdo de un hombre.

Cuando las últimas murallas de cemento caigan, una roca y una madera nos mostrarán como ser eternos.



'"¿Quién puede dominar la gran sabiduría del oeste?

Nueve años de entrenamiento en la montaña de cinco animales.
Si el verdadero entendimiento se puede alcanzar en el mundo de los hombres.

Entonces es Da Mo quien ha alcanzado ese fin."




"Una piedra en Shaolin, todos dicen que es un hombre.

Claramente es un hombre, claramente es una piedra.
¿Qué piedra? La piedra de meditación.
¿Qué hombre? El hombre meditativo.
El Buda meditativo, hijo de un rey, sentado por nueve años.
Hecho del buda, un cuerpo vacío, el cuerpo impreso en el espíritu de la roca.

La forma de la roca por siempre controlando el destino de la escuela Shaolin."

lunes, 13 de agosto de 2007

Génesis


En el este del mundo, donde el desierto choca contra el mar, se creó una nación. La primer Samarkanda fue llamada Babel, la segunda, Roma.

Samarkanda es más que un símbolo, es el lugar donde todo se crea. En todas las épocas del mundo ha existido Samarkanda, muchas veces sin que sus habitantes lo supieran.

El auge de la técnica a ido recluyendo a la ciudad y constituyendola en un secreto, en un susurro que se comenta por lo bajo en un grupo selecto de personas.

Pero en el despertar del nuevo siglo, Samarkanda se erige nuevamente como la principal capital del mundo.

Ubicado en el centro del universo, el corazón de la ciudad vuelve a latir.
Estas son apenas un puñado de historias de Samarkanda y sus habitantes, de como crece y se extienden sus fronteras. De Tokio a Cali, de Manchester a Johannesburgo, la ciudad deja de ser un susurro para convertirse en faro.